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martes, 24 de junio de 2014

7 razones para dejar de temer a las adaptaciones cinematográficas

¿Ver la película antes de conocer el libro hace que no lo leamos? ¿Es mejor leer el libro antes de ir al cine? ¿Son las películas una amenaza para la lectura? He aquí algunas razones para dejar de preocuparnos por este dilema.

Por Claudia Larraguibel
Escritora y Editora de Ediciones Ekaré Sur



Ilustración Josefina Preumayr / www.josefinapreumayr.blogspot.com


7 Razones:

1. En los últimos años, las adaptaciones de literatura infantil y juvenil han copado los cines de todo el mundo. De las veinte películas más taquilleras de la última década, doce de ellas provienen de adaptaciones de la LIJ, con el impulso que esto ha significado para el género. Cuando las películas basadas en libros se convierten en una avasallante maquinaria de marketing, como ha ocurrido con los Harry Potter, El señor de los anillos, Los juegos del hambre o Las Crónicas de Narnia, los jóvenes suelen querer más al salir del cine: más detalles, escenas omitidas en la película, personajes que han sido borrados en el guión… Por ello, más tarde o más temprano, acudirán a la biblioteca.

2. Hasta el momento, los personajes más inolvidables de la literatura infantil y juvenil no han tenido mucha suerte en el cine: las adaptaciones de Astérix o de Tintín, por ejemplo, son una sombra soporífera y opaca de los originales. Gerard Depardieu resulta aún más caricatura que el propio Obelix; el intento de Spielberg con el personaje de Hergé no emocionó a nadie. Así que, tranquilos, el mejor formato para clásicos como estos sigue siendo la versión libro.

3. El cine (sobre todo el hollywoodense) funciona por rachas. Desde que el año pasado compitieron en pantalla dos versiones muy distintas de Blancanieves, los cuentos de hadas se han puesto de moda (de nuevo) en la pantalla grande y en la chica: se trata de una epidemia de versiones más ‘adultas’, plagadas de giros aberrantemente “modernos”. Tras La chica de la capa roja, Jack el Cazagigantes, Hansel y Gretel cazadores de brujas, o los televisivos Once Upon a Time y Grimm, llegará, entre otros, Maleficent, una versión de La Bella Durmiente protagonizada por Angelina Jolie en al papel de hada mala, y una Cenicienta dirigida por Kenneth Branagh y con Cate Blanchett encabezando los créditos… Los cuentos de hadas, afortunadamente, soportan estos engendros y mucho más. Ajenos a las modas, las mejores versiones de Perrault, los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen estarán tranquilamente esperando en nuestra biblioteca (o en la del barrio) para revisitarlos cada vez que queramos.

4. Hay algunas historias clásicas que han atraído al cine a lo largo de las décadas, una y otra vez. De Pinocho, Peter Pan o Alicia en el País de las Maravillas se han hecho más de una veintena de películas e incontables adaptaciones para la televisión. Ahora hay un proyecto de Pinocho dirigido por Guillermo del Toro, que se anuncia oscuro y sugerente. Mientras llega la película, qué mejor que volver al burattino de Collodi, cuya versión original (en la que Pinocho muere) seguramente es más oscura que la que haga el director mexicano.

5. No hay que olvidar que algunos autores han sido revividos y alentados gracias a las películas. Las brujas, Matilde o Charlie y la fábrica de chocolate, al ser llevadas al cine fueron disfrutadas por un montón de niños y adultos que no conocían a Roald Dahl y que fueron a verlas sin saber que estaban inspiradas en tres de las más emblemáticas obras del autor británico. Más de uno, al salir del cine, decidió sumergirse en la versión original. Es lo que podría pasar hoy en día con Dr. Seuss (cuyo Lórax merecía un mejor destino cinematográfico que el que tuvo en la versión animada de 2012).

6. Las adaptaciones más notables de libros de LIJ al cine nunca son exactamente adaptaciones, sino tributos, homenajes, una ofrenda que buenos cineastas hacen de aquellos libros que los marcaron en la infancia, o en la adultez… En todo caso, son una obra de arte completamente distinta. Nadie puede decir que ver Donde viven los monstruos de Spike Jonze, nos aleje de Donde viven los monstruos de Sendak. O que Hugo Cabret de Scorsese, sustituya la lectura del magnífico libro de Brian Selznick.

7. Si la película es buena, lo más probable es que queramos revivir la aventura en el libro. Si la película es una mala adaptación, es decir, una mala película, intentemos refugiarnos en el libro para pasar el mal trago.



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